skip to main content

Un trigo especial aumenta las ganancias en México

Al asociarse con una cooperativa de agricultores, Cargill brinda su experiencia en la cadena de suministros a los productores de trigo duro de Sonora. 

January 15, 2015

Podría resultar sorprendente hallar cultivos de trigo duro de alta calidad en el valle de Yaqui, en México. El valle, que se encuentra en el estado noroeste de Sonora, es prácticamente un desierto. Sin embargo, gracias al riego, ofrece las condiciones ideales para el cultivo del trigo duro, un trigo exclusivo con gran contenido de proteínas utilizado para crear las pastas y cuscús del mundo, comidas que no se encuentran tradicionalmente en México.

Es un ingrediente valioso que se podría decir que crece en la región incorrecta. Es abundante y útil, pero culturalmente se encuentra en el lugar equivocado. En 1998, los agricultores del valle de Yaqui se encontraron con una abundante cantidad de trigo duro, pero con muy pocos consumidores. Unos años antes, el gobierno mexicano había privatizado el mercado de granos, por lo cual los agricultores de trigo duro debían asumir el riesgo de exportar (financiar, comercializar y transportar) el trigo ellos mismos. Muchos agricultores, que no estaban preparados para estos desafíos, vendían sus cultivos a mercados de alimentos locales a una fracción del valor real.

“Podemos proporcionar experiencia en logística y análisis del mercado a estos agricultores que difícilmente podrían obtener de otro modo”.

— Ben Smith, gerente de granos, Cargill Noroeste de México

Al mismo tiempo, Cargill buscaba maneras de comprar y exportar granos desde México. Conocida por su presencia mundial, la empresa reconoció el potencial del trigo duro en otros mercados de alimentos. Sin embargo, le resultó difícil a Cargill establecer relaciones en la comunidad estrechamente unida. Ben Smith, el gerente de granos de la empresa en el noroeste de México, explica lo siguiente: “Esta es una cultura basada en costumbres y tradiciones profundamente enraizadas. Era difícil convencer a los agricultores de que hicieran negocios con una empresa estadounidense grande que buscaba establecer un negocio”.

Con el fin de ganarse la confianza de los agricultores de trigo duro, Cargill buscó asociarse a la Asociación de Organismos de Agricultores del Sur de Sonora (AOASS), un grupo de siete cooperativas de propiedad de agricultores. La AOASS aceptó una transacción de prueba de 120 000 toneladas de trigo duro para ver si Cargill era el socio correcto.

Luego de comercializar y vender el trigo, Cargill ofreció una vista totalmente transparente de la transacción: cómo se controlaban los riesgos, las tácticas de comercialización y transporte utilizadas, así como los márgenes que Cargill obtenía. Dicha honestidad logró el respeto de la AOASS, y las dos entidades formaron una sociedad duradera. Fue una colaboración que llevaría al trigo duro a mercados de todo el mundo, y eliminaría la carga de la exportación de los agricultores al mismo tiempo que aumentaría sus ingresos individuales.

Durante más de diez años, Cargill ha ayudado a los agricultores mexicanos a exportar 500 000 toneladas de trigo duro anualmente, mejorando la rentabilidad en más de USD 3 millones por año. La sociedad, elogiada por el gobierno mexicano, ahora es un modelo para los agricultores del país, que ilustra cómo las sociedades de beneficio mutuo y el uso estratégico del mercado abierto pueden otorgar excelentes recompensas, así como nutrir a las personas de todo el mundo.